Que vivimos un cambio de
época, creo que esta claro. Desde 2008 la forma de interactuar
clientes y comerciantes ha cambiado enormemente, y sigo pensando
que es innegable la dificultad que existe en la relación
cliente-proveedor y viceversa en esta nueva forma de mercadear. El
comercio de hoy vive una situación que no se parece en nada al de
hace unos años, pero no muchos años. En anteriores post escribía
sobre muchos aspectos que de una forma u otra tienen que ver y
mucho con las experiencias que estamos viviendo hoy. El principal
problema con el que se enfrentan los comercios y me atrevo a
extrapolar a otros tipos de negocios, es sin duda la «falta de
clientes», si además sumamos la
«falta de profesionalidad» por parte de mucho
personal, que no hace por formarse y actualizarse haciendo de su
trabajo que sea mediocre, pero si seguimos sumando que nos falta
cultura de llevar a los clientes al séptimo cielo, haciendo que
vivan una experiencia inolvidable y que deje huella. La dura
batalla que viven empresarios por mantenerse vivos, hace que esa
lucha acabe por cegar la visión y la misión de la Empresa. Podría
seguir con gran cantidad de errores, por llamarlo de alguna forma,
que se cometen por inercia en muchos de los negocios que están
evocados a la extinción. Hay que cambiar de actitud, tenemos que
evitar la extinción del cliente que sigue buscando una atención
diferencial a esa compra fría de un gran centro, impersonal, lejano a la satisfacción del
cliente, donde simplemente buscan hacer caja sin importarles la satisfacción de las personas. Desde
esos «buenos días, en que puedo
AYUDARLE», esa confianza en que me van a asesorar en mi necesidad, esa tranquilidad que ante un problema tengo a alguien que me va a escuchar y me va a dar solución, que además no tiene precio añadido el mismo producto que puedo coger y meter en un carro, donde el cliente se lo guisa y el cliente se lo come, sin
una mínima atención personalizada, eso, «NO TIENE
PRECIO«. Señor@s profesionales, cuando tengan a esa
especie en peligro de extinción por un sistema  impersonal, frío y mediocre, pónganse en su pellejo. A ustedes como clientes, ¿como
les gusta o gustaría que les atendiesen? Producto es el mismo en
cualquier sitio, pero la experiencia y el valor añadido que sólo
saben dar algunos, es el gran diferencial. La forma de comprar
cambia minuto a minuto, de una forma vertiginosa, y por eso hay que
cambiar segundo a segundo la forma de vender. Equipos de trabajos,
sin jefes ni empleados, un solo motor, hay que ponerse las pilas,
formarse, ilusionarse día a día, analizar las tendencias, innovar y
actualizarse en todos los sentidos. Mantener nuestras tiendas y
negocios vivos, iluminados, que transmitan vida. Y cuando estemos en el lado
contrario, donde nosotros somos los clientes, veamos que tiene
valor, sepamos comprar en los negocios que generan riqueza y
aportan a nuestro entorno y sociedad. Pensemos que además de buscar
una buena compra, estamos aportando por un crecimiento muy
necesario. Recordarnos como clientes que somos todos, el empleo se
genera sobre todo en las Pymes, teniendo en cuenta que al mismo
tiempo esto genera riqueza a una ciudad, a un país y porque no, a
nosotros mismos. Buenas compras y buenas ventas a todos.