La mediocridad


Hoy he recibido por correo electrónico una publicación, creo que de FORGES, pero que describe de una forma clara y concisa la forma de ser de la mayoría de la gente.
Efectivamente hace alusión a la cada vez mas realidad de la actual crisis, y que coincide con anteriores post míos, donde siempre digo que basta de quejarse, de llorar y lamentarse ante los demás, que debemos seguir adelante, con nuevas ideas, con nuevas y renovadas ilusiones y con la filosofía de la honestidad, transparencia y con ACTITUD positiva y por supuesto VOLUNTAD.
Por desgracia nos hemos convertido en un país MEDIOCRE que no hace mas que trabar las posibilidades de crecer y convertirnos en un país modelo, pero no, empezamos por la clase política y acabamos en nuestros «YOS».
  • El yo que tengo envidia de el de al lado porque prospera en base a su trabajo, riesgos asumidos y actitud.
  • El yo que prefiero lamentarme y culpar a otros por mis pesares, pero que no me preocupo de buscar esa solución en base a moverme, trabajar por buscar solución a mis pesares, dejando a un lado las lamentaciones.
  • El yo que por comodidad no me formo y busco nuevas posibilidades de actualizarme en mi nivel profesional, este trabajando o parado, pero me quedo estancado y estático.
  • El yo que no comparto compañerismo, sabiduría, experiencias, etc.., por que nadie sea mas que YO.
  • El yo egoista e incomprensible.

Debemos cambiar nuestra forma de pensar, nuestra filosofía de vida y por supuesto nuestra ACTITUD y VOLUNTAD, es la única forma de ser Algo y Alguien en esta vida, y por supuesto la única forma de salir de eso que llamamos CRISIS, y no cambio de época, que es mas bien lo que esta pasando, estamos en un cambio de época, donde las cosas han cambiado.

Os dejo con ese correo que me ha llegado, pienso que debemos compartir esta reflexión sobre la MEDIOCRIDAD. Y por supuesto poner remedio para que esto no siga así.

El triunfo de los mediocres
Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo.    
Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general. 
  
Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. 
  
Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. 
  
Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de los nuestros. 
  
Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado  natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre, reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia. 

– Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente
basura.
 

– Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional.
– Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo. 
– Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado. 
– Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.
– Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.
 

– Mediocre es un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada -cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada. 
– Es Mediocre un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza. 
– Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad. 
  

    
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