Vivimos una situación política sin precedentes que afecta desde las instituciones más altas hasta las más bajas, estas últimas cada vez más degradadas. Es indignante que la política se utilice para dividir a la sociedad con el único fin de mantenerse en el poder, a través de medios rastreros e inmorales.
Es evidente cómo se coloca a personas en puestos institucionales únicamente por tener un carnet del partido, de forma indiscriminada y descarada, sin importar sus competencias. Esta práctica se convierte en un espectáculo visible de favoritismo y corrupción.
La política actual está basada en el odio y el rencor, con ciertos gobernantes que creen que las instituciones son sus feudos personales, sin importar su color o ideología. Este odio y rencor se transmiten a la ciudadanía, dividiendo y enfrentando amistades y familias. ¿Qué necesitamos los ciudadanos para reaccionar? ¿Qué necesitamos para decir basta?
Los políticos de hoy, cuyo título no define lo que realmente son, ya que su comportamiento ha cambiado su significado a chorizos, inhumanos y deshonestos, usan ataques personales contra sus rivales y se esconden en redes sociales bajo la máscara cobarde de perfiles falsos. Lo más habitual en esta clase de políticos es el número tan alto de delitos que cometen de manera continua a todos los niveles. Delitos de prevaricación, malversación, cohecho, desvío de fondos públicos; vemos cómo muchos de estos desalmados se enriquecen de forma desmesurada, saliendo impunes en la mayoría de los casos. No podemos perder la independencia judicial en ningún momento y debería estar fuertemente penado el uso de la justicia de forma fraudulenta.
¿Estos son los gobernantes o representantes que nos merecemos? ¿Estas acciones y actitudes son las que construyen ciudades y países? No, están creando una sociedad basada en el odio y el rencor, mirando únicamente por su interés personal.
Es urgente un reseteo en la política, un cambio real que nos desvíe del rumbo destructivo al que nos llevan estos desalmados. Y repito, esto va más allá del color o ideología, ya que desafortunadamente, empiezan a reflejarse unos en otros.
No todo vale. Si eres un ciudadano de bien, si tienes hijos y nietos, estoy seguro de que no quieres esta política asquerosa y destructiva. No permitamos esta degradación social. Es hora de exigir una política que verdaderamente nos represente y trabaje por el bien común.
Este cambio empieza desde abajo, en las instituciones más cercanas a los ciudadanos. Es en los municipios y comunidades locales donde debemos construir una nueva forma de hacer política, basada en la humanidad y en el respeto mutuo. No nos dejemos cegar por discursos y políticas sectarias e interesadas. Recordemos que, al final del día, somos personas con la capacidad de construir un futuro mejor si trabajamos juntos y rechazamos el odio y el rencor.
El blog de Miguel Angel Fernández 
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